Stirling

Sobre 1816 en plena revolución industrial, el eje de la ingeniería de la época giraba alrededor del perfeccionamiento de la máquina de vapor, (¿alguien sabia que la primera patente de una máquina de vapor fue española?). Estas primeras maquinas eran bastante peligrosas pues en aquella época no se había desarrollado el acero, y las calderas a presión explotaban con demasiada regularidad.

Robert Stirling desarrollo su motor logrando una maquina muchísimo más silenciosa, eficiente, sencilla y menos peligrosa. Este motor, tiene como peculiaridad estrella, el ser capaz de conseguir teóricamente el rendimiento máximo que puede alcanzar una maquina térmica (véase Ciclo de Carnot).

Su funcionamiento se basa en un ciclo de calentamiento-enfriamiento de un fluido cualquiera dentro de una cámara hermética, el cambio de temperaturas provoca una variación del volumen del fluido y así es como este mueve un pistón. Los grandes problemas que tuvieron estos motores en su día fueron que su potencia específica es relativamente pequeña, trabajan a bajas revoluciones de giro y tienen un tiempo de respuesta muy lento.

El avance en el mundo de la ingeniería de materiales y el perfeccionamiento de la máquina de vapor de Watt, y posteriormente la invención de los motores de combustión interna, hicieron caer en el olvido a esta singular idea.

Pero hace poco que se rescato la idea de Robert Stirling y son muchos los estudios que se realizan de su ingenio. El hecho de que se pueda usar cualquier combustible para elevar la temperatura del foco caliente, el que no requiera de una cámara de explosión (siendo así más silencioso y con menos vibraciones), el que se produzca cogeneración y sobre todo su eficiencia, hace de la idea un diseño óptimo para muchas aplicaciones, energías renovables, aplicaciones espaciales, submarinos, aviones… ¡Y si aplicamos el ciclo en modo inverso se pueden conseguir temperaturas criogénicas!